Con sólo dos números publicados, el fanzine Línea Suburbana (dedicado a la literatura, los buenos tiempos y el placer) ya habla de temas existenciales con tanta soltura y seguridad, que por momentos parece que estamos ante un extracto de filosofía mundanal. Porque de los agujeros negros cotidianos no se atreve a hablar mucha gente. Porque es complicado literaturizar las pequeñas sensaciones que a veces duran lo que un parpadeo, como ver pasar el paisaje por la ventana de un tren. Así que prepárense para una invasión de miradas furtivas en un autobús, de historias íntimas y secretas, de situaciones tan intensas que sorprenden y te dejan en blanco.
El segundo número del fanzine Línea Suburbana, que se publicó en pleno verano, está centrado en temas tan veraniegos como los de los trenes, estaciones de servicio, maletas, mochilas y zapatos.
Es Pablo Poveda quien dirige, edita y escribe Línea Suburbana, pero lo hace bien acompañado de artistas gráficos (Aída Mas), punk rockers enamorados (Miqui Puig) y demás fanzineros (5.000 negros), y el resultado ha sido poca verborrea y mucha espontaneidad. Y literatura. Mucha literatura.
Ésta es la infancia de un fanzine literario salpicado por ilustraciones desnudas, de alto diseño y agradecida frescura, que acompaña al ya mencionado 5.000 negros en nuestro panorama underground. Ambos pueden llegar a convertirse en imprescindibles. Habrá que estar atentos.
