En 1973 tuvo lugar un histórico partido de tenis que enfrentaba a la número uno femenina, Billie Jean King, y el campeón retirado Bobby Riggs. Aquel enfrentamiento iba más allá de la cancha de tenis, celebrado en un momento álgido de la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Ahora, La batalla de los sexos (Battle of the Sexes, Jonathan Dayton, Valerie Faris, 2017) nos cuenta la historia tras aquel partido, con Emma Stone como Billie Jean King y Steve Carell como Bobby Riggs. Una historia cuyo fondo sigue siendo demasiado actual.
No soy seguidor del tenis, ni me interesa demasiado como deporte, de ahí mi sorpresa cuando esta película consiguió atraparme tanto. El film tiene la clásica estructura de las películas deportivas: se conoce la historia de ambos contrincantes, se desarrolla dramáticamente la historia de cada uno y se culmina con el enfrentamiento entre ambos. Lo que hace más interesante esta película es que normalmente hay un héroe y un villano, cosa que aquí no queda del todo clara. Es decir, claramente Billie Jean King es la heroína por su lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero Bobby Riggs no es un villano al uso, ya que él no cree realmente lo que dice sobre el machismo, es todo parte del espectáculo que hace por dinero. Los que le apoyan son los auténticos villanos, principalmente Jack Kramer, interpretado por Bill Pullman, el principal antagonista de Billie Jean King.
Como ya he dicho, no soy seguidor del tenis y desconocía completamente los hechos reales aquí recreados. No saber qué pasó realmente me permitió sumergirme más emocionalmente en la historia, le añadió un elemento de suspense. Sin embargo, su punto fuerte es la mezcla de comedia y drama a la hora de desarrollar la historia de Billie Jean King y Bobby Riggs. El centro dramático del personaje de Billie Jean King es que se ve obligada a esconder la relación que mantiene con Marilyn Barnett, interpretada por Andrea Riseborough, debido a que si se hace público podría perder los patrocinadores que hacen posible que pueda ir de gira a competir, así como la reacción del público en general. La historia de Bobby Riggs es ligeramente más cómica, por el histrionismo del personaje, pero trata también temas serios como sus problemas con el juego y cómo afecta eso a su matrimonio con Priscilla Riggs, interpretada por Elisabeth Shue. Esta continua mezcla entre la comedia y el drama (dramedy si queréis ser modernos) engancha al espectador y hace que se vea completamente implicado emocionalmente cuando llega la hora del gran enfrentamiento.
El conflicto en el film se inicia cuando las tenistas se rebelan por el hecho de cobrar mucho menos que los tenistas. Un tema que a día de hoy sigue sin solucionarse en diversos campos. Igual todavía hay temas pendientes en lo que se refiere a los derechos LGBTI, a los que el film alude ante la obligación que tenía en aquel entonces Billie Jean King de esconder su sexualidad.
Por muy fiel o no que sea el film a unos acontecimientos reales, por muy serios que sean los temas que trata, de nada sirve si fracasa como película. Jonathan Dayton y Valerie Faris ejecutan a la perfección el guion de Simon Beaufoy, viéndose beneficiados por un reparto en estado de gracia. Al gran trabajo que hacen Emma Stone (Rumores y mentiras, La la land) y Steve Carell (Foxcatcher), también se ha de mencionar el de los secundarios, entre los que se encuentran, además de los ya mencionados anteriormente, Sarah Silverman, Alan Cumming, Natalie Morales y Fred Armisen.
La batalla de los sexos es un film excelente tanto por su fondo como por su forma. Tan divertida como emocionante, es una película muy recomendable de los directores de Pequeña Miss Sunshine, una pequeña joya.
Estreno en las salas españolas el 22 de septiembre
